TRASTORNOS DE SÍNTOMÁS SOMÁTICOS Y TRASTORNOS RELACIONADOS
OBJETIVOS
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Conocer la clasificación y nosología de los trastornos de síntomas somáticos.
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Conocer los antecedentes históricos de los trastornos de síntomas somáticos y la evolución de los trastornos Somatomorfos.
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Conocer los diferentes abordaies terapéuticos indicados.
APROXIMACIÓN HISTÓRICA A LOS TRASTORNOS DE SÍNTOMAS SOMÁTICOS
Somatización y trastornos somatomorfos
La somatización es un concepto ampliamente utilizado en medicina y en el lenguaje coloquial que hace referencia al proceso de expresión corporal de una tensión psíquica.
El concepto tiene un origen psicodinámico, está basado en la experiencia clínica y en la observación fenomenológica, pero carece en sí de una explicación fisiopatológica. Además de la imprecisión conceptual del término en sí (cuadro 1), el hecho de que esté tan extendido su uso fuera del ámbito científico contribuye a que su significado sea algo vago y difuso.
La categoría referida a los trastornos somatomorfos había aparecido en DSM-III (1980) y ha permanecido durante las últimas cuatro décadas (Recuadro 2), hasta que ha sido recategorizada en DSM-5 (así como en CIE-11).
Cuadro 1
Los Trastornos de síntomas somáticos constituyen una nueva categoría de trastornos en DSM-5, con una nueva nomenclatura. Para comprenderla debemos conocer la categoría de Trastornos somatomorfos, que estaba vigente hasta DSM-IV-TR y que ha desaparecido en DSM-5. Es importante saber que no se trata sin más de un cambio de nomenclatura, como pudiera parecer, sino un cambio en la definición de los trastornos, en sus criterios diagnósticos y en su concepto. Es probablemente la categoría que presenta los cambios más radicales en la nueva versión de la clasificación.
LOS TRASTORNOS SOMATOMORFOS EN DSM-IV-TR
En el siguiente listado se puede ver la relación de trastornos incluidos en el capítulo de trastornos somatomorfos de DSM-IV-TR
Trastornos SOMATOMORFOS
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300.81 Trastorno de somatización
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300.82 Trastorno somatomorfo indiferenciado
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300.11 Trastorno de conversión
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307.8 Trastorno por dolor
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300.7 Hipocondría
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300.7 Trastorno dismórfico corporal
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300.82 Trastorno somatomorfo sin especificación
Trastornos relacionados en otros capítulos
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Trastornos FACTICIOS
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Trastornos DISOCIATIVOS
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Factores psicológicos que afectan a enfermedades médicas
El Trastorno de somatización se caracteriza por un patrón de múltiples síntomas físicos, persistentes a lo largo de los años, que obligan a la búsqueda de atención médica o provocan un deterioro funcional significativo. Se trata por lo general de síntomas relacionados con el sistema nervioso autónomo o síntomas de dolor. Con frecuencia, los pacientes siguen un largo y prolongado camino a través de los servicios de atención primaria y de distintos especialistas, con múltiples exploraciones con resultados negativos y tratamientos infructuosos. Existe por parte del paciente un continuo rechazo a aceptar la opinión de los médicos de que no hav una causa médica conocida para los síntomas físicos. Los síntomas son múltiples, vagos y cambiantes. Los criterios diagnósticos incluven cuatro síntomas dolorosos, dos síntomas gastrointestinales, un síntoma sexual y un síntoma pseudoneurológico. Ninguno de los síntomas puede explicarse por la presencia de una enfermedad médica conocida por los efectos directos de una sustancia. Suele iniciarse antes de los 30 años y perdura en el tiempo, apareciendo con más frecuencia en las mujeres. Los criterios son exigentes y su prevalencia se estima en un 1% de la población, aunque el fenómeno de la somatización sea mucho más extenso. El Trastorno somatomorfo indiferenciado es el mismo fenómeno que el trastorno de somatización, pero con unos criterios rebajados, menos exigentes.
El Trastorno de conversión consiste en síntomas que sugieren una enfermedad neurológica, pero sin hallazgos exploratorios congruentes. Se trata de síntomas propios de alteraciones del sistema nervioso central, siendo más frecuentes las alteraciones motoras (parálisis, alteraciones de la marcha y coordinación), alteraciones de la sensibilidad (anestesias, cequera, sordera), convulsiones disociativas (pseudocrisis). El término conversión sugiere la transformación de conflictos psicológicos en síntomas somáticos. En principio se trata de un fenómeno no voluntario, pero en la práctica no es fácil diferenciar y excluir un componente voluntario en alguna fase del proceso. En el trastorno conversivo se describe un beneficio para el paciente por la situación de enfermedad. Cuando el paciente muestra una aceptación demasiado tranquila de la grave incapacidad que manifiesta, se conoce clásicamente como "belle indifférence". De cara al diagnóstico hay que tener en cuenta que la ausencia de un diagnóstico neurológico no implica un trastorno conversivo, ni la presencia de un trastorno conversivo excluve que pueda haber alguna lesión neurológica.
En Trastorno por dolor consiste en la presencia de un dolor como síntoma predominante y cuya intensidad no se corresponde a una alteración estructural o no es proporcional. La intensidad y cronicidad del dolor acaban incapacitando al paciente para el cumplimiento de sus obligaciones cotidianas. En muchos casos, el cuadro de dolor se inicia tras alguna lesión o enfermedad, pero una vez resuelta la enfermedad, el dolor se mantiene. Se puede acompañar de cuadros de ansiedad, depresión o alteración emocional.
El Trastorno hipocondríaco consiste en un temor persistente v preocupación excesiva de estar padeciendo una enfermedad sin que exista un fundamento clínico a pesar de la reiterada confirmación de su buena salud por parte de los médicos. El trastorno hipocondríaco está centrado en la preocupación sobre una posible enfermedad y en el modo de vivenciar los síntomas. También puede acompañarse de síntomas somáticos sin explicación médica. Las quejas y preocupaciones suelen referirse a uno o dos órganos o sistemas. Los pacientes con trastorno hipocondríaco acuden a muchos especialistas, pero, por miedo a los efectos secundarios, tienen mala adherencia a los posibles tratamientos. Además, presentan una hipersensibilidad que se acompaña de mavor frecuencia de efectos secundarios.
El Trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia consiste en una preocupación v creencia de que una parte de su cuerpo es marcadamente anormal. no atractiva o deformada. Esta creencia. con características de idea sobrevalorada y rígidamente establecida, causa a los pacientes intensa angustia. La valoración que el paciente tiene de su deformación carece de base en la realidad.
Los Trastornos facticios están relacionados con los somatomorfos. pero se sitúan en un capítulo diferente. En el Trastorno facticio el paciente finge o se produce voluntariamente síntomas. físicos o psicológicos, de forma repetida v permanente. No existe por tanto una lesión o enfermedad que justifique el síntoma. La motivación principal es asumir el rol de enfermo. Para convencer al médico de la autenticidad de su enfermedad el paciente recurre a falsas quejas de síntomas, como simular una parálisis, manipular el instrumental diagnóstico, inventarse datos en la anamnesis, autolesionarse, ingerir sustancias periudiciales, hacer mal uso del tratamiento, etc. Clásicamente se describió el síndrome de Münchausen en pacientes que tienden al hospitalismo y pueden llegar a usar métodos altamente peligrosos para su propia salud con el objetivo de inducirse o simular una enfermedad. Hablamos de Trastorno facticio por poderes cuando la persona que produce los síntomas es otra distinta al paciente; de manera típica un padre o madre actuando sobre un hijo. Los trastornos facticios deben distinguirse de la simulación donde la única motivación es obtener un beneficio externo tangible (indemnización, incapacidad, etc.).
Los Trastornos disociativos también se sitúan en DSM-IV-TR en un capítulo diferente a los trastornos somatomorfos. Están muy relacionados con los trastornos conversivos y de hecho, en CIE-10 forman una misma categoría. La disociación es fenómeno paralelo a la conversión, en la que se produce una alteración en la integración de las funciones superiores en el contexto de una situación de importante estrés.
Los trastornos disociativos más descritos son la amnesia disociativa, la fuga disociativa, el trastorno disociativo de la identidad y el estado de trance o posesión. Existe una relación con experiencias
traumáticas, ya sean recientes o pasadas, suelen presentarse en personalidades frágiles, y se presentan con más frecuencia en determinados entornos culturales.
La categoría Factores psicológicos que afectan a enfermedades médicas, situada en otro apartado diferente a los trastornos somatomorfos, trata de factores psicológicos que pueden influir negativamente en enfermedades médicas conocidas. Esta influencia se puede expresar de diferentes formas: 1) en el curso de la enfermedad; ) porque interfieren en el tratamiento de la enfermedad; 3) porque constituyen un riesgo adicional para la salud; 4) las respuestas fisiológicas relacionadas con el estrés que precipitan o exacerban los síntomas de una enfermedad médica conocida. Estos factores psicológicos son trastornos mentales, síntomas psicopatológicos, rasgos de personalidad, estilos de afrontamiento, comportamientos desadaptativos, respuesta fisiológica relacionada con el estrés, u otros factores (interpersonales, culturales, religiosos). Se trata de un apartado muy flexible y que aumenta la riqueza en la descripción de la evolución y naturaleza de los procesos de enfermedad. Sin embargo, es de poca utilidad práctica, ya que no actúa como una categoría identificable y homogénea, y no ayuda para compartir conocimiento y profundizar en la investigación.
Los trastornos somatomorfos se caracterizan por cuadros clínicos en los que predominan los síntomas físicos sin alteraciones «orgánicas» demostrables.
Existen presunciones firmes de que los síntomas están ligados a factores estresantes o conflictos psicológicos. Estos cuadros clínicos suelen asociarse con personalidades con dificultad para la introspección y expresión emocional.
El abordaje terapéutico es complejo y tienden a la cronicidad.
De DSM-IV-TR a DSM-5
Los trastornos somatomorfos tienen dificultad para ser aceptados y han estado en continua dis-cusión, a pesar de reflejar sin duda una realidad clínica. Son criticados por diferentes motivos:
1) al tratarse de síntomas médicos de origen en principio desconocido, se tiende a realizar el diagnóstico por un criterio negativo (ausencia de explicación médica, descarte, ausencia de criterio positivo); 2) existe una importante superposición y comorbilidad con trastornos de ansiedad y depresivos, lo cual apunta a una fisiopatología común, y hace difícil separarlos; 3) los criterios diagnósticos son exigentes y estrictos, de manera que el diagnóstico quedaba reservado para pacientes con amplia y constante expresión sintomática, mientras que otros con fenómenos similares pero de menor intensidad quedan excluidos, y 4) el término somatización, dada la deformación derivada de su extendido uso, tiene una connotación negativa para el paciente, por una comprensión dualista deformada, en la que además se identifica lo psicológico como inventado o «no real».
La categoría de trastornos somatomorfos está descrita desde la clasificación de trastornos mentales y desde la historia de la psiquiatría. Para profesionales que trabajan desde otras especialidades médicas o desde atención primaria, es una clasificación difícil de manejar.
Los trastornos somatomorfos se superponen con los denominados síndromes somáticos funcio-nales, descritos desde cada especialidad, como son: la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome del intestino irritable, la dispepsia funcional, el síndrome de la articulación temporomandibular, el dolor pélvico crónico, el dolor crónico de espalda, la sensibilidad química múltiple, entre otros. Estos síndromes son mejor aceptados por los pacientes, aunque también tienen claras limitaciones, ya que no se corresponden con un sustrato y mecanismo fisiopatológico definido.
Durante los años previos a las nuevas versiones de la clasificación se han venido haciendo diferentes propuestas para mejorar la categoría de los trastornos somatomorfos. En grandes líneas se pueden distinguir dos aproximaciones:
1) los que proponen eliminar la categoría de los trastornos somatomorfos, y 2) los que proponen mantenerla, simplificándola y ajustando criterios diagnósticos. Cada una de estas propuestas viene respaldada por estudios epidemiológicos, y difiere en los elementos de los trastornos somatomorfos que se quieren priorizar en cada caso.
En el DSM-5 se ha optado por eliminar la categoría de trastornos somatomorfos y crear la categoría de trastornos de síntomas somáticos.
En la clasificación (DSM-5), la categoría
«Trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados» queda de la siguiente manera:
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300.82 Trastorno de síntomas somáticos.
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300.7 Trastorno de ansiedad por enfermedad.
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300.11 Trastorno de conversión (trastorno de síntomas neurológicos funcionales).
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316 Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas.
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319 Trastorno facticio.
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300.89 Otro trastorno de síntomas somáticos especificados.
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300.82 Trastornos de síntomas somáticos no especificados.
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Con esta clasificación se ha reducido el número total de trastornos y subcategorías. Desaparecen el trastorno de somatización y el trastorno hipocondríaco y se crean dos nuevos trastornos: el trastorno de síntomas somáticos y el trastorno de ansiedad por enfermedad.
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Desaparece el trastorno por dolor, que pasa a ser incluido dentro del trastorno de síntomas somáticos, considerándose el dolor como un tipo de síntoma somático. Sale de la categoría el trastorno dismórfico corporal, que pasa a la del trastorno obsesivo-compulsivo. Se incluyen dentro de la categoría los apartados «Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas» y «Trastorno facticio», que en DSM-IV-IR estaban fuera de la categoría de los trastornos somatomorfos. Continúa el trastorno de conver-sión, bajo el nombre de «Trastorno de síntomas neurológicos funcionales» (Tabla 1).
Tabla 1. Equivalencia diagnóstica entre DSM-IV-TR y DSM-5
DSM-IV-TR: trastornos somatomorfos
DSM-5: trastornos de síntomas somáticos y otros trastornos relacionados
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Trastorno de somatización
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Trastorno somatomorfo indiferenciado
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Trastorno por dolor
Trastorno de síntomas somáticos
Trastorno conversivo
Trastorno de síntomas neurológicos funcionales
Hipocondría
Trastorno dismórfico corporal
No aplicable
Factores psicológicos que influyen en otras
afecciones médicas
Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas
Trastorno facticio
Trastorno facticio
Trastorno somatomorfo no especificado
Trastorno de síntomas somáticos no especificado
DSM-5 mantiene trastornos dentro de la nueva categoría «Trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados», siguiendo un criterio de agrupación por relación con síntomas físicos. El orden en la clasificación de esta categoría subraya la relación que tienen estos trastornos con el estrés, ya que está situada a continuación de las categorías «Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés» y «Trastornos disociativos», por este orden. En cuanto a la nomenclatura, es significativo el sentido de los cambios de DSM-5. Elimina el término somatomorfo, mal aceptado y con connotaciones relacionadas con un proceso dinámico sin clara explicación fisiopatológica. Y suprime el término hipocondría, también con difícil aceptación por los pacientes, a la vez que pasa a subrayar el carácter ansioso del trastorno.
CIE-11 hace modificaciones en la misma línea que DSM-5. El capítulo de trastornos somatomorfos de CIE-10 ha sido sustituido en CIE-11 por un capítulo denominado «Trastornos de distrés corporal o de la experiencia corporal». El trastorno central se denomina trastorno de distrés corporal, equivalente al trastorno de síntomas somáticos de DSM-5. Además, incluye en el capítulo un trastorno nuevo, la disforia de identidad corporal, que no estaba en clasificaciones previas.
Se trata de un trastorno poco frecuente que consiste en un deseo intenso y persistente de quedar físicamente con discapacidad de manera signi-ficativa. El trastorno hipocondríaco de CIE-10 pasa a denominarse hipocondriasis en CIE-11, y es recolocado en el capítulo de trastornos obsesivo-compulsivos.
TRASTORNOS EN DSM-5
Trastorno de síntomas somáticos
El trastorno de síntomas somáticos es un trastorno de nueva creación en DSM-5. Los criterios diagnósticos son los siguientes:
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Uno o más síntomas que causan malestar o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria.
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Pensamientos, sentimientos o comportamientos sucesivos relacionados con los síntomas somáticos.
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Se trata de un trastorno persistente (por lo general más de 6 meses).
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Este trastorno suele presentar múltiples síntomas. A veces presenta un solo síntoma grave, con mayor frecuencia dolor. Pueden ser síntomas específicos (dolor localizado) o inespecíficos (fatiga). La ausencia de explicación médica no es criterio diagnóstico. Los síntomas pueden estar o no asociados a una enfermedad médica conocida. Lo que define de esta manera el trastorno de síntomas somáticos es la presencia de síntomas físicos y una vivencia desproporcionada (pensamientos, ansiedad relacionada, tiempo dedicado). Pacientes con los denominados síndromes somáticos funcionales (síndrome del intestino irritable, fibromialgia, fatiga crónica) pueden no cumplir criterios de trastorno de síntomas somáticos por no cumplir el criterio B (preocupación). A la vez, en pacientes con un trastorno médico establecido (diabetes, enfermedades cardíacas, etc.) no se excluye el diagnóstico de trastorno de síntomas somáticos, que se podrá establecer si la vivencia de los síntomas es desproporcionada. Se estima una prevalencia de 5-7% en la edad adulta.
Aunque se hagan paralelismos con el anterior trastorno de somatización, debe notarse que el nuevo trastorno de síntomas somáticos es sustancialmente diferente, teniendo lugar un cambio radical. Deja de ser criterio diagnóstico la presencia de síntomas físicos sin explicación médica, y el foco pasa a estar en la preocupación desproporcionada sobre síntomas físicos presentes, tengan origen desconocido o conocido. Una per sona, con una enfermedad definida que se acompaña de síntomas con clara explicación, puede tener un trastorno de síntomas somáticos cuando la preocupación y vivencia de los síntomas es desproporcionada y será igualmente «diagnosticada» que una persona con una preocupación intensa sobre unos síntomas de origen desconocido o sin explicación. En DSM-IV-TR también se incluían en el trastorno somatomorfo los casos de pacientes con síntomas físicos explicables pero vivenciados de manera desproporcionada.
Sin embargo, ahora el foco pasa de estar en el tipo de síntomas a la vivencia de los síntomas.
Trastorno de ansiedad por enfermedad
El trastorno de ansiedad por enfermedad en el DSM-5 viene definido por:
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Preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave.
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No existen síntomas somáticos o, si están presentes, son únicamente leves (p. ej., sensaciones fisiológicas normales, disfunciones benignas y autolimitadas).
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Alto grado de ansiedad relacionada con la salud.
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Comportamientos excesivos relacionados con la salud.
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Preocupación presente durante al menos
6 meses. -
La preocupación no se explica por otro trastorno mental.
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El trastorno de ansiedad por enfermedad viene definido por la preocupación desproporcionada y ansiedad relacionada con la salud.
Las pruebas diagnósticas no alivian la ansiedad y preocupación. Presentan tasas elevadas de utilización de servicios médicos y los pacientes que lo sufren suelen tener la sensación de no estar siendo tomados en serio por el sistema sanitario. Se estima una prevalencia en población general de 1,3 y 10% y en la población médica ambulatoria entre un 3 y 8%, siendo similar en hombres y en mujeres.
Debe notarse que el anterior trastorno hipocondríaco (DSM-IV-TR) en DSM-5 ha sido desdoblado dentro de las dos nuevas categorías diagnósticas: trastorno de síntomas somáticos (cuando se acompaña de síntomas físicos) y trastorno de ansiedad por enfermedad (cuando no están presentes síntomas fisicos). Se estima que el 75% de la anterior hipocondría es ahora trastorno de síntomas somáticos y el 25% restante es trastorno de ansiedad por enfermedad.
Trastorno de conversión (trastorno de síntomas neurológicos funcionales).
El trastorno de conversión en DSM-5 viene definido por:
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Uno o más síntomas de alteración de la función motora o sensitiva voluntaria.
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Pruebas de incompatibilidad entre el síntoma y las afecciones neurológicas o médicas reconocidas.
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No se explica mejor por otro trastorno médico o mental.
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Presenta un malestar clínicamente significativo.
Suele presentar uno o más síntomas de diversos tipos, destacando los síntomas motores (de-bilidad, parálisis, movimientos anormales, alteración de la marcha y de la postura) o síntomas sensoriales (modificación de la sensibilidad de la piel, vista y oído). También se incluyen las crisis no epilépticas (o psicógenas), episodios de falta de respuesta que se asemejan al síncope o coma y los cuadros de disfonía, afonía, disartria, sensación de nudo en la garganta, diplopía.
El diagnóstico se basa en el cuadro clínico general y es determinante la demostración de incompatibilidad entre el síntoma y el posible cuadro neurológico al que se refiere. Aunque suele estar relacionado con situaciones de estrés psicológico o trauma, su ausencia no excluye el diagnóstico. No se requiere determinar que los síntomas no se producen intencionadamente, dado lo difícil que es de valorar la voluntariedad ante determinados síntomas o conductas.
La prevalencia exacta es desconocida. Los síntomas conversivos transitorios son frecuentes. En un nivel especializado de atención neurológica se estima que el 5% de las derivaciones a clínicas de neurología se corresponden con trastornos de conversión.
Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas
Se trata de un apartado que en DSM-IV-IR estaba fuera de la categoría de los trastornos somatomorfos y que en DSM-5 ha sido incluida con los trastornos de síntomas somáticos y relacionados.
Los factores pueden afectar de una de las siguientes maneras:
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En el curso de la enfermedad, destacándose la asociación temporal entre el factor y la evolución de la enfermedad y el desarrollo o exacerbación o retraso en la recuperación de la enfermedad.
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En el tratamiento, por ejemplo, con bajo cumplimiento al tratamiento.
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Pueden ser factores de riesgo para determinadas patologías.
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Influyen en la fisiopatología subyacente porque precipitan o exacerban síntomas o episodios de enfermedades.
Los tipos de factores psicológicos o de comportamiento más frecuentes son:
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Malestar psicológico.
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Patrones de interacción personal.
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Estilos de afrontamiento.
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Comportamientos desadaptativos para la salud (negación de síntomas, pobre adherencia).
El diagnóstico en este caso debe realizarse cuando el efecto sobre el curso es evidente. Las afecciones médicas implicadas pueden tener una fisiopatología definida clara (diabetes, hipertensión, psoriasis, etc.), puede tratarse de síntomas funcionales (fibromialgia, intestino irritable, migraña) o síntomas médicos idiopáticos (dolor, fatiga, mareos). No está definida la prevalencia.
Trastorno facticio
Los criterios diagnósticos para el trastorno facticio aplicado a uno mismo son los siguientes:
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Falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o inducción de lesión, o enfermedad asociada a engaño identificado.
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El individuo se presenta como enfermo.
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Comportamiento engañoso evidente incluso en ausencia de recompensa.
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No se explica por otro trastorno mental.
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Por otra parte, encontramos el trastorno facticio aplicado a otra persona (víctima). En este caso el diagnóstico se aplica al autor, no a la víctima.
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La víctima puede estar siendo sujeto de maltrato.
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El diagnóstico de trastorno facticio requiere demostración de acciones manipuladoras en ausencia de recompensas externas tangibles. Los pacientes con trastorno facticio suelen conllevar un componente de ansiedad y de dependencia de cuidados. Esto sirve para diferenciar de los cuadros propiamente de simulación, que presentan un beneficio tangible añadido.
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Se estima una prevalencia del 1% en medio hospitalario. Son más frecuentes los episodios intermitentes que los episodios clínicos y los cuadros persistentes.
ABORDAJES TERAPÉUTICOS
El abordaje terapéutico de los trastornos de síntomas somáticos debe realizarse desde una perspectiva multidisciplinar que incluya, entre otros, farmacoterapia y diversos tratamientos psicológicos.
Farmacoterapia
El tratamiento farmacológico se basa fundamentalmente en fármacos antidepresivos, aunque no constituyen un tratamiento único ni para todos los trastornos. Se suelen emplear inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, fármacos de acción dual, antidepresivos tricíclicos. Es importante iniciar el tratamiento farmacológico en el momento adecuado dentro del proceso de aceptación del paciente, y de manera integrada con otros abordajes no farmacológicos.
Psicoeducación
Las intervenciones psicoeducativas buscan facilitar información al paciente y su familia sobre la enfermedad, los síntomas y el tratamiento.
Se consigue de esta manera resolver la incertidumbre del paciente y aumentar la sensación de control que ayuda a reducir el malestar asociado a la situación de enfermedad.
Relajación
La relajación es una pieza común en los tratamientos multimodales de los trastornos de síntomas somáticos y está especialmente indicada en aquellos casos en los que predominan síntomas de dolor. Su eficacia deriva de la disminución de la tensión muscular implicada en el dolor, que consigue romper el círculo vicioso tensión-dolor-tensión.
Terapia cognitiva
Desde el planteamiento de la terapia cognitiva, el malestar no vendría provocado por los síntomas en sí mismos, sino por una serie de creencias desadaptativas en torno a ellos. Este enfoque propone la identificación de pensamientos irracionales y su sustitución por otros mediante técnicas como la reestructuración cognitiva. Este tipo de intervenciones estarían especialmente indicadas en el trastorno de ansiedad por enfermedad.
Terapia conductual
En ciertos casos los síntomas adquieren un con ponente conductual en forma de quejas, cambios posturales, expresiones faciales o conductas de evitación. Las técnicas operantes de la terapia conductual están dirigidas a reducir las conductas de dolor, aumentar las conductas funcionales y restaurar las actividades diarias. Se asume desde esta posición que, al incrementar la actividad, los síntomas no solo no aumentan, sino que disminuyen, aunque no desaparezcan.
Mindfulness
El entrenamiento en mindfulness busca reducir la ansiedad anticipatoria y el sufrimiento mediante la promoción de una actitud de aceptación ante los síntomas. Mediante estas técnicas, se entrena la observación de la experiencia de dolor o la experiencia sensorial, sin juzgarla y sin reaccionar a ella. De este modo se va produciendo una desvinculación entre el dolor y la valoración afectiva.
Terapias contextuales:
terapia de aceptación y compromiso
La terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo principal enseñar al paciente a convivir con el dolor, mejorar su funcionalidad y reducir las conductas de evitación. Parte de la premisa de que focalizarse en controlar el dolor desencadena conductas de evitación que alejan al paciente de cosas importantes en sus vidas y les conduce a mantener un rol de enfermos.
Este modelo resalta la importancia de los valores personales del individuo y les orienta a perseguirlos a pesar del dolor.
RESUMEN
El capítulo de los trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados es una categoría de nueva creación en DSM-5 y, para comprenderlo bien, debe conocerse el concepto histórico de la somatización y la anterior categoría de los trastornos somatomorfos. No se trata de un cambio de nomenclatura sino de una deconstrucción con una nueva definición de los trastornos. Los trastornos de síntomas somáticos tienen, en mayor o menor medida, relación con factores estresantes o conflictos psicológicos. En la nueva versión de la clasificación se da protagonismo a la preocupación desproporcionada en la vivencia de los síntomas. El abordaje terapéutico de los trastornos de síntomas somáticos debe ser multidisciplinar e integrado en el proceso diagnóstico y de aceptación por parte del paciente. La nueva clasificación debe ayudarnos no solo para tratar a los pacientes sino para seguir investigando en la fisiopatología subyacente, definiendo mejor la desregulación de los sistemas fisiológicos de respuesta al estrés, congénita o adquirida, en la base de muchos síntomas.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
De respuesta al siguiente cuestionario y remita su actividad por correo a: info@consejomexicanodeneurociencias.org
1. ¿Qué es la somatización?
2. ¿En qué consisten los Trastornos somatomorfos?
3. ¿En qué consiste el trastorno facticio?
4. ¿En qué consiste el trastorno dismórfico corporal?
5. ¿En qué consiste el trastorno de ansiedad por enfermedad?
6. ¿En qué consisten los trastornos disociativos?
7. ¿En qué consiste el trastorno de conversión?
8. ¿En qué consiste el trastorno hipocondríaco?
9. ¿Qué es el trastorno de somatización?
10. ¿Cuáles son los abordajes terapéuticos sugeridos para los trastornos de síntomas somáticos?
Es muy importante tomar en consideración que los plazos para la entrega de actividades, aparecerán a un costado del botón que permite el acceso a esta unidad situado en el menú de este diplomado.