PACIENTE AGITADO O VIOLENTO EN URGENCIAS
OBJETIVOS
-
Conocer cuáles pueden ser las causas principales de que un paciente en urgencias presente agitación.
-
Diferenciar las diferentes características de una agitación orgánica respecto a una agitación psiquiátrica.
-
Clasificar las principales causas de agitación de origen psiquiátrico.
-
Diferenciar entre los diferentes tipos de contención y en qué casos aplicarlos.
-
Conocer los tratamientos farmacológicos de primera línea para la agitación en paciente colaborador y no colaborador.
-
Estudiar las particularidades de la agitación en poblaciones especiales.
-
Conocer los criterios de ingreso hospitalario, voluntario o involuntario.
INTRODUCCIÓN
La agitación psicomotriz se define como el estado de aumento inadecuado de la actividad motora y mental.
Puede ir acompañada de alteraciones afectivas y del pensamiento, y en ocasiones del nivel de conciencia, típicamente fluctuante. Puede ser gradual desde la escasa intensidad, lo que sería inquietud psicomotriz, hasta su máxima expresión en la agitación extrema.
Es prácticamente la única emergencia en psiquiatría, pero frecuente en los servicios de urgencias, y comporta un grave peligro tanto para el paciente como para los familiares, el personal sanitario y el entorno. Debe diferenciarse del paciente violento o agresivo, aunque a veces sea difícil distinguirlos. El paciente agresivo destaca por la hostilidad, brusquedad y tendencia a la destrucción tanto para sí mismo como hacia los demás y precisa ser atendido por personal de seguridad.
La agitación psicomotriz se define como el estado de aumento inadecuado de la actividad motora y mental. Debe diferenciarse del paciente violento o agresivo, aunque a veces sea difícil distinguirlos.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La agitación puede ser de origen orgánico, psiquiátrico, mixto y reactivo. Es prioritario descartar un posible origen orgánico. No se debe pensar siempre que el origen de la agitación es únicamente psiquiátrico. Patologías como la hipoglucemia, la hemorragia subaracnoidea, la intoxicación aguda grave, la meningoencefalitis o las encefalitis autoinmunitarias pueden presentarse como un episodio psicótico agudo.
Realizar desde el primer momento un diagnóstico de presunción mejora la resolución del cuadro por el diferente abordaje y tratamiento
que se les aplica.
AGITACIÓN ORGÁNICA
Es el cuadro mayoritario en los pacientes ingresados en servicios hospitalarios, el conocido como síndrome confusional agudo o delirium.
Lo principal y que debe destacarse es que es un trastorno típicamente fluctuante de la atención y de la conciencia. Se acompaña además con alteraciones afectivas y emocionales, del pensamiento y del lenguaje, de la sensopercepción, del juicio, del comportamiento psicomotor y del ciclo vigilia-sueño.
Se debe sospechar en pacientes sin antecedentes psiquiátricos con inicio de los síntomas agudo o subagudo. Destaca en pacientes de edad avanzada y se predispone en aquellos con enfermedades neurodegenerativas (enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson), demencia vascular, trastornos auditivos o visuales, inmovilidad, enfermedades crónicas y aquellos con abuso de sustancias o politerapia.
Los factores desencadenantes pueden ser daños agudos neurológicos, como accidente cerebrovascular, traumatismos, etc.; sistémicos, como fiebre, deshidratación, infeccio-nes, etc.; o fármacos, tanto el inicio como la supresión. Generalmente no cede con contención verbal y necesita la utilización de medidas físicas (inmovilizaciones) y fármacos sedantes.
AGITACIÓN PSIQUIÁTRICA
En este caso no suele haber alteración del estado de consciencia ni de la atención y el paciente suele tener antecedentes de enfermedad psiquiátrica e incluso ingresos. La fluctuación es casi inexistente. La agitación psiquiátrica se puede dividir en psicótica, donde las enfermedades psiquiátricas más habituales suelen ser esquizofrenia paranoide y trastorno bipolar, y no psicóticas, donde destacan los trastornos de la personalidad y el retraso mental. Aunque estos pacientes cuando cursan con agitación suelen estar alejados de la realidad, hay que intentar un abordaje o contención verbal, y si no se consigue, utilizar medidas físicas y medicación neuroléptica.
AGITACIÓN MIXTA
Dentro de la agitación psiquiátrica, existe la agitación mixta, que se da en cuadros psiquiátricos con un componente de organicidad generalmente provocada por intoxicaciones/ abstinencias etílicas o por otras sustancias psicoactivas.
AGITACIÓN REACTIVA
Se da en aquellas personas sanas que responden con agitación ante situaciones a las que no saben adaptarse, como situaciones catas-tróficas, estrés agudo, reacciones emocionales como el duelo y niños sometidos a abuso sexual o maltrato. En este grupo, además, aparece la agitación tras privación sensorial, como les sucede a los pacientes tras intervenciones oftalmológicas privados de la visión o pacientes dados de alta de unidades de cuidados intensivos. Este tipo de agitación aumenta con la edad y la gravedad de los procesos.
En este grupo es muy eficaz la contención verbal por no haber afectación de la consciencia ni pérdida del contacto con la realidad. Se ofrece apoyo psicológico y la medicación se utiliza como tratamiento coadyuvante. No suelen ser necesarias las contenciones físicas.
A continuación se enumeran (Tabla 1) diferentes patologías que pueden cursar con agitación psicomotriz, distribuidas según su origen; y se muestran (Tabla 2) las principales diferencias entre agitación de causa orgánica y agitación de causa psiquiátrica.
ACTITUD DIAGNÓSTICA
La anamnesis y la exploración física deben ir encaminadas a diagnosticar ante qué tipo de agitación se está de las que existen. Es muy importante la información facilitada por los acompañantes o familiares sobre los antecedentes somáticos y psiquiátricos, así como la forma de inicio y la duración del episodio actual. Se ha de incidir siempre en la toma o supresión de fármacos, drogas o tóxicos. En la exploración física, lo principal es la búsqueda de focalidad neurológica y de signos que impliquen inestabilidad hemodinámica.
Tabla 1. Patologías que pueden cursar con agitación psicomotriz
AGITACIÓN ORGÁNICA
Psicótica
Agitación psiquiátrica
No psicótica
Mixta
AGITACIÓN REACTIVA
-
Demencia
-
Epilepsia
-
Consumo de drogas
-
Síndrome de abstinencia de drogas
-
Abstinencia de alcohol
-
Alteraciones
-
metabólicas y
-
endocrinas
-
Fiebre/hipertermia
-
Hipoglucemia/ hiperglucemia
-
Encefalopatías
-
Meningoencefalitis
-
Hemorragia
subaracnoidea.
Hematoma subdural -
Encefalitis
autoinmunitarias
-
Esquizofrenia
-
Trastorno
-
bipolar
-
Episodio
-
depresivo
-
agitado
-
Trastorno de la personalidad
-
Retraso mental
• Paciente
psiquiátrico con consumo de tóxicos o alcohol
-
Privación sensorial:
-
unidad de cuidados intensivos, cirugía
-
oftálmica
-
Trastorno adaptativo
-
Situaciones
-
catastróficas
-
Reacciones
-
emocionales
-
Duelo
-
Niño con abuso sexual o maltrato
Tabla 2. Características diferenciales entre agitación orgánica y agitación psiquiátrica
Agitación orgánica
Agitación psiquiátrica
Antecedentes psiquiátricos
Nivel de consciencia
Curso
Alucinaciones
Afectividad
Signos físicos
Pruebas complementarias
No
Alterado: disminución
Fluctuante
Si existen: visuales
No alterada
Presentes
Alteradas
Sí
No alterado
No fluctuante
Si existen: auditivas
Agresivo o maníaco
Raros
Normales
Respecto a las pruebas complementarias, se deben pedir las básicas para cualquier cuadro de urgencias: hemograma, electrólitos, función renal y hepática y urianálisis, incluyendo tóxicos. Los estudios se ampliarán según la sospecha, principalmente una prueba de imagen como tomografía axial computarizada de cráneo si se cree posible la existencia de accidentes cerebrovasculares, tumores, etc., o punción lumbar si se valora origen infeccioso (meningitis, encefalitis). Lo que sí es importante en el circuito de urgencias es valorar el riesgo de escalada de agitación que presenta el paciente; para ello, habrá que estar atentos a diferentes signos.
A continuación (Tabla 3) se exponen signos y síntomas de agitación psicomotriz que pueden ayudar a anticipar la escalada de agitación.
La agitación puede ser de origen orgánico, psiquiátrico, mixto y reactivo. Es prioritario descartar un posible origen orgánico. No se debe pensar siempre que el origen de la agitación es únicamente psiquiátrico.
Tabla 3. Signos y síntomas de agitación psicomotriz
Cambios de comportamiento
Cambios cognitivos
Cambios en parámetros físicos
-
Actitud retadora, desafiante, contacto visual prolongado
-
Comportamiento inapropiado sin objetivo claro
-
Hiperreactividad ante estímulos
-
Gesticulación exagerada, tensión en la expresión facial, enfado aparente
-
Aumento del tono de voz o repentino silencio
-
Emoción aumentada con ansiedad, irritabilidad u hostilidad
-
Agresión verbal o física a personas u obietos
-
Fluctuación del nivel de conciencia
-
Desorientación temporoespacial
-
Tendencia a la frustración, dificultad para la anticipación
-
Fiebre
-
Taquicardia, taquipnea . Sudoración, temblor
-
Marcha alterada
ACTITUD TERAPÉUTICA
El tratamiento del paciente agitado se basa en tres pilares: contención verbal, mecánica y farmacológica. Para que esto sea posible, hay que tener unas medidas de seguridad previas a la contención.
MEDIDAS DE SEGURIDAD
En primer lugar, hay que asegurar la propia integridad física y la de los miembros del equipo. Se ha de mantener una distancia de seguridad y no dar la espalda al paciente.
La habitación donde se esté debe estar libre de objetos contundentes o que pudieran ser usados con violencia, con dos salidas y lo más aislada posible (sin estímulos luminosos fuertes y en zonas fuera de gritos y ruidos). No se debe realizar la exploración del paciente en pasillos, rincones o lugares apartados. En cualquier momento en que la entrevista revista peligro o que el personal presente miedo, la intervención debe interrumpirse y se debe avisar a los agentes de seguridad, cuya sola presencia suele resultar disuasoria.
NIVELES DE CONTENCIÓN
Los profesionales sanitarios encargados de manejar el comportamiento en el paciente deben realizar, de manera progresiva y ajustada a las circunstancias, diferentes medidas de abordaje según el estado de la agitación.
Contención verbal
La contención verbal consiste en el momento en el que el profesional sanitario se dirige al paciente de forma educada, con tono bajo pero seguro, mostrando interés por su problema y escuchándole para intentar rebajar su nivel de agitación y fomentar la verbalización.
Sirve además para el diagnóstico porque se puede observar su discurso, si existen alucinaciones o delirios, el estado de consciencia y la existencia de signos de intoxicación por alcohol o tóxicos.
Puede ser útil la presencia de familiares para tranquilizar al paciente, pero se debe valorar según cómo actúe éste respecto a ellos. En todo momento se debe informar al paciente de lo que se le va a hacer. Es mejor evitar amenazas y falsas expectativas. Debe ser una conversación tranquila, evitando prejuicios, aunque es importante limitar su conducta e indicarle qué acciones se aceptarán y cuáles no. Si la contención se está consiguiendo, se puede considerar el ofrecer medicación sedante por vía oral o parenteral.
Aunque siempre se debe valorar empezar por esta vía, en la mayoría de los casos la agitación es tan extrema que suele requerir el seguir con las siguientes medidas físicas y farmacológicas o iniciarlas sin el abordaje verbal.
Contención física
Se debe entender como medida excepcional o último recurso cuando las otras estrategias han fallado o como la primera medida si se trata de una agitación grave con riesgo para el paciente o agresividad para los otros. También se contempla para pacientes agitados cuyo comportamiento dificulta otras medidas terapéuticas (sondaje, vías periféricas, drenajes, etc.). Nunca se debe plantear como medida definitiva.
Antes de proceder a la contención física, se debe informar al paciente del motivo de aplicarla y de las posibilidades terapéuticas, y se le ofrecerá la posibilidad de tratamiento farmacológico. Como se suele realizar en contra de la voluntad del paciente, debe hacerse de manera rápida y coordinada.
Al inicio de la sujeción, el paciente puede aumentar la ansiedad y agresividad, aunque habitualmente el enfermo se calma después de estar sujeto. A nivel jurídico, es importante tener en cuenta que, si un paciente al que se le aplica una técnica de contención mecánica no se encuentra bajo «ingreso involuntario», se debe notificar al juzgado como tal en el momento en el que se ha adoptado dicha medida de restricción de libertad. Se debe informar a los familiares o acompañantes del paciente de la realización de la técnica y registrar minuciosamente en la historia clínica las circunstancias que han justificado la contención mecánica del paciente, su evolución clínica durante ella hasta su retirada y las posibles incidencias acontecidas.
La sujeción mecánica debe realizarse con todo el personal sanitario disponible y con un plan ideado; como mínimo cinco, y al menos tres en el caso de niños de menos de 50 kilogramos. Se llevará a cabo en un box o habitación aislados del resto de los pacientes y familiares con las correas comercializadas para ello.
Según la intensidad del cuadro se sujetan dos puntos (brazo y pierna contralaterales) o cinco puntos (extremidades y cintura). Mientras el paciente esté inmovilizado se le debe mantener bajo vigilancia y control de constantes e hidratado. Si se prolonga la contención, no se debe olvidar el riesgo de trombosis; para ello, se administrará heparina subcutánea o se liberará una extremidad de forma alternativa cada 30 minutos. También se deben revisar periódicamente las ataduras para comprobar la comodidad y la seguridad.
La retirada de las sujeciones se debe realizar progresivamente según la respuesta del paciente. Se retirarán de una en una, exceptuando las dos últimas, que se quitarán a la vez. No debe el paciente quedar sujeto de una sola extremidad tanto por peligro de soltarse como por autolesión.
A los pacientes de unidades de cuidados intensivos u observación de urgencias con cuadros menores se les puede realizar una contención física menos invasiva envolviendo las manos en vendajes en forma de «guantes de boxeo» o bien fijando las extremidades a los barrotes de la cama.
Aunque las características específicas de los protocolos pueden variar de un centro a otro, en general las indicaciones y contraindicaciones de la contención mecánica son elementos comunes que debe conocer todo especialista en salud mental (Tabla 4).
Tabla 4. Indicaciones y contraindicaciones de la contención mecánica en la agitación
psicomotriz
INDICACIONES
CONTRAINDICACIONES
-
Prevención de conductas autolesivas
-
Prevención de lesiones a otras personas (familiares, otros pacientes, personal sanitario)
-
Para evitar interferencias graves en el plan terapéutico del propio paciente o de los demás pacientes (retirada de vías, sonda nasogástrica, etcétera)
-
Evitar daños materiales significativos en el servicio donde se encuentra el paciente
-
Para evitar la fuga del paciente si se considera que existe esta posibilidad y que el paciente corre riesgo clínico y no está capacitado para tomar tal decisión
-
Solicitud voluntaria del paciente (siempre que su facultativo considere que existen criterios clínicos
-
de indicación)
-
Traslado de pacientes con potencial riesgo de agitación
-
No existe indicación
-
Si la situación se puede resolver con otros métodos menos coercitivos, como la contención verbal o
-
farmacológica
-
Utilizar la contención mecánica como castigo
-
Si la conducta violenta es voluntaria, no justificable por una enfermedad, sino con carácter delictivo (en este caso, es competencia de las fuerzas de seguridad)
-
Para el descanso del personal sanitario
-
Cuando no exista personal suficiente para llevarla a cabo o sea una situación que conlleve más riesgo que beneficios, o sea técnicamente imposible
Contención farmacológica
Es la contención más utilizada en todos los tipos de agitación. Varía según el origen de ésta. Debe considerarse y ofrecerse en primer lugar el tratamiento oral.
• Tratamiento farmacológico en agitación orgánica. Lo más recomendable es el uso de neurolépticos de alta potencia, de elección el haloperidol por su seguridad, eficacia y experiencia de uso. Si se precisa un perfil más sedante, se pueden utilizar los de baja poten-cia, como son la levomepromazina y la clor-promazina, aunque tienen riesgo de hipotensión, aspiración, alteraciones cardíacas, etc., por lo que su uso está desaconsejado. Los neurolépticos atípicos son una opción si se pueden usar. Destacan entre ellos la olanzapina por menor extrapiramidalismo (útil en la enfermedad de Parkinson) y la risperidona por perfil sedante. La quetiapina no produce efectos extrapiramidales y es sedante, pero se asocia a hipotensión.
Las benzodiacepinas deben evitarse. Sólo son de elección en los cuadros de abstinencia de alcohol y delirium tremens, abstinencia por benzodiacepinas u opiáceos, epilepsia y algunas intoxicaciones por drogas como cocaína o anfetaminas. En este tipo de agitación, los pacientes suelen ser ancianos. Se debe recordar que hay que utilizar menor dosis.
-
Tratamiento farmacológico en agitación psi quiátrica. Se trata de pacientes que, en principio, no presentan enfermedad médica, por lo que se tiene mayor margen de seguridad.
-
La vía de administración depende del grado de agitación y de la sospecha diagnóstica.
Se suele preferir la vía intravenosa, pero si el paciente no lo permite y mientras se tiene la contención mecánica, se suele utilizar la vía intramuscular. Si el paciente acepta por vía oral, se puede utilizar medicación líquida o comprimidos en vía sublingual. Según el tipo de agitación:
-
Agitación psicótica: suelen precisar neu-rolépticos clásicos a dosis elevadas acompañadas de benzodiacepinas (p. ej., 1 o 2 ampollas de haloperidol con 10 mG de diazepam) o clorazepato dipotásico 20-50 mg. Se le podrían añadir otros como levomepromazina 25 mg o clorpromazina 25 mg. Si existe intolerancia a neurolépticos clásicos, se pueden dar los atípicos. Se consideran que son tan efectivos como el haloperidol y mejor tolerados (p. ej., olanzapina 10 mg intramuscular, aripiprazol 9,75 mg intramuscular).
Agitación no psicótica: cuando no hay consumo de alcohol, habitualmente suele poder controlarse con benzodiacepinas. Si la agitación es mayor, se puede dar el mismo esquema terapéutico de la agitación psi-cótica. En pacientes con retraso mental, es mejor comenzar directamente con neuro-lépticos, ya que suelen desarrollar reacciones paradójicas con las benzodiacepinas.
A continuación se expone (Tabla 5) un resumen de fácil consulta sobre los diferentes niveles de control de la conducta agitada en el paciente agitado o violento, según el origen del cuadro clínico y según los niveles de colaboración. Las recomendaciones existentes respecto a tratamientos farmacológicos se basan en datos de investigación, en consideraciones teóricas y también en experiencia clínica. Se han tomado como texto de referencia para la elaboración de dicha tabla el Manual de Urgencias en Psiquiatría de la Sociedad Española de Urgencias Psiquiátricas y la obra The Maudsley Prescribing Guidelines in Psychiatry.
La agitación puede ser de origen orgánico, psiquiátrico, mixto y reactivo. Es prioritario descartar un posible origen orgánico. No se debe pensar siempre que el origen de la agitación es únicamente psiquiátrico.
Contención verbal
-
Primera medida que tomar
-
Debe mantenerse siempre, aunque se escale en la intensidad de la contención
(farmacológica, física, etc.) -
Se debe comenzar con medidas de contención más intensas si tras un tiempo prudencial de contención verbal el paciente no cesa en su conducta alterada o si eleva su grado de agitación, protagonizando autoagresividad o heteroagresividad
POBLACIONES ESPECIALES
• Embarazada. La guía NICE recomienda el uso de antipsicóticos pero no especifica un fármaco en particular. Con base en la mayor experiencia por su antiguedad en el uso, el haloperidol podría considerarse el antipsicótico de primera elección, siempre con prudencia. Si la paciente no responde o no lo tolera, se utilizarán los atípicos: risperidona, olanzapina, etc. No hay estudios concluyentes de que los antipsicóticos atípicos supongan un aumento representativo del riesgo de teratogénesis respecto a los típicos. Se debe entender que, en una situación de agitación aguda grave, pese a que el uso de antipsicóticos no sea aconsejable en la organo-génesis y en el final del embarazo, los beneficios de calmar rápidamente a la gestante pueden ser superiores a los riesgos del tratamiento.
En relación con la contención mecánica, de ser absolutamente inevitable su uso, puede ser recomendable situar a la paciente en decúbito lateral izquierdo o colocar un soporte debajo de su lado derecho para reducir el riesgo de compresión de la vena cava inferior.
La benzodiacepina de elección es el lorazepam puesto que presenta menor concentración placentaria y no tiene metabolitos activos, con alta potencia y buena absorción. Su alternativa sería el
clonazepam.
Todas ellas aumentan el riesgo de malformaciones orofaciales en el primer trimestre, y en el período periparto pueden producir abstinencia neonatal o lactante hipotónico.
Las últimas investigaciones al respecto exponen que no hay una contraindicación absoluta en el uso de benzodiacepinas si la mujer está dando lactancia materna. Sí habría que tener en mente que, para el momento agudo, se prefieren las de vida media corta. La web www.e-lactancia.org es un recurso en red de rápida consulta que puede ser de utilidad a la hora de discernir si un fármaco puede ser usado con seguridad en una paciente que da lactancia. En el caso de que la agitación sea de origen psicótico, las particularidades respecto a esta población particular se exponen en el capítulo correspondiente.
Infantil. En la población infantil, la agitación principalmente aparece como consecuencia de cambios de sus circunstancias habituales (p. ej., mudanzas), crisis familiar (muerte de un progenitor, divorcio, pérdida de empleo, etc.) o situaciones extremas como abusos sexuales o maltrato infantil. En menor medida aparecen asociadas a patologías como autismo, retraso mental, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, cuadros afectivos, sedación postanestesia, síndrome de Guilles de la Tourette, etcétera.
En primer lugar, se intenta abordar con aproximación lenta y permitiendo contar lo sucedido al niño. En el caso que fuese necesaria medicación, se iniciará con benzodiacepinas oral (existe una presentación de clorazepato dipotásico 2,5 mg), sublingual o rectal, o neurolépticos (haloperidol ajustado al peso del niño/risperidona comprimidos bucodispersables o solución de 1 mg/mL), exceptuando los niños con trastorno del desarrollo, que se inicia con analgesia empírica (se considera que este grupo no sabe expresar bien el dolor y que suele ser el origen de la agitación).
Se debe prestar en este grupo atención a la posibilidad de consumo de sustancias psicoactivas, debido a su uso cada vez más temprano. En el caso de que la agitación sea de origen psicótico, las particularidades respecto a esta población particular se exponen en el capítulo correspondiente.
En los niños con trastorno del desarrollo que presenten agitación, el abordaje se inicia con analgesia empírica por un probable origen físico con dolor que precipita la agitación.
-
Geriátrica. En la población anciana destacan dos cuadros de agitación principales:
-
El síndrome confusional agudo o delirium: mayor prevalencia en ambiente hospitalario.
-
Los síntomas psicóticos y de conducta de la demencia (destaca la enfermedad de Alzheimer).
En el síndrome confusional, el principal tratamiento son las medidas de prevención: ambiente confortable (temperatura, luz, ruidos, etc.), acompañamiento familiar, evitar cambios de habitación, períodos de sueño completo (evitar siestas), movilización precoz, uso de gafas y audífonos, entre otros.
Si a pesar de las medidas de prevención y medidas físicas el paciente necesita medicación, se partirá de la base de que se intentará evitar la polifarmacia y siempre se comenzará con dosis bajas y progresando lentamente con ella. Además, es necesario revisar en cada turno la necesidad de su continuación, la última dosis pautada y las posibles interacciones con otros fármacos.
El fármaco más utilizado es el haloperidol (viales de 5 mg o gotas), ya sea por sintomatología psicótica o por la presencia de delirium. Se recomienda reducir la dosis a la mitad o a un tercio.
También se puede recurrir a los antipsicóticos atípicos como la risperidona (comprimidos velotab y solución oral, en dosis de 1-3 mg/día), la olanzapina (comprimidos velotab 2,5-15 mg/día) y la quetiapina (25-100 mg/día).
CRITERIOS DE INGRESO
La decisión de necesidad de ingreso se basa en la causa de la agitación, persistencia, repetición de las crisis, así como en el sustrato psicopatológico y en la ausencia de conciencia de enfermedad o colaboración en el tratamiento.
Se pueden dar los siguientes supuestos:
-
Si la etiología de la agitación es orgánica o se está ante un síndrome confusional agudo (delirium), lo más adecuado es el ingreso en el servicio de medicina interna, para continuar con las medidas de soporte, estudio clínico y tratamiento de dichas causas.
-
Si el origen es psiquiátrico, como ocurre en episodios psicóticos agudos, recidivas de la esquizofrenia, trastornos afectivos bipolares (tanto episodios maníacos como depresiones mayores), trastornos graves de la personalidad, etc., lo adecuado es el ingreso en unidades de hospitalización de psiquiatría, generalmente mediante ingreso involuntario con la preceptiva autorización judicial.
-
Si es por consumo de sustancias psicoactivas (intoxicación aguda o abstinencia), normalmente suele remitir en horas, sin precisar ingreso hospitalario, salvo por complicación de la abstinencia alcohólica (delirium tremens), cuyo grado de mortalidad es elevado, precisando tratamiento y medidas de soporte adecuado.
Si el origen es reactivo o situacional, se proporciona tratamiento hospitalario y, tras unas horas de observación, se puede dar el alta con tratamiento ansiolítico.
CONCLUSIONES
-
La agitación psicomotriz puede estar causada por daño orgánico o ser de origen puramente psiquiátrico, pudiendo responder a un cuadro psicótico o afectivo mayor o a orígenes no psicóticos, como las que se presentan en cuadros de trastornos de la personalidad o retraso mental. En la agitación orgánica, el estado de conciencia y atención suele ser fluctuante, mientras que en la agitación psiquiátrica el estado mental suele estar mantenido y la fluctuación es casi inexistente. Existe también el concepto «agitación mixta», que se presenta cuando confluye la patología mental en un paciente con agitación orgánica.
-
Los profesionales sanitarios encargados de manejar el comportamiento del paciente agitado deben realizar, de manera progresiva y ajustada a las circunstancias, contención verbal, farmacológica o física, según el estado de la agitación del paciente. Debe optarse siempre que se pueda por la contención verbal, siendo la contención física el último recurso que aplicar de forma general.
-
Existen poblaciones especiales, como niños, gestantes y ancianos, en las que los estados de agitación deben abordarse de manera más individualizada.
-
El cuadro de agitación psicomotriz puede precisar de ingreso hospitalario según unos criterios basados en la causa, persistencia y repetición de las crisis, así como el sustrato psicopatolóqico y la conciencia de enfermedad.